San Claudio de La Colombière
San Claudio de La Colombière fue un ferviente defensor de las visiones de Santa Margarita y jugó un papel crucial en la difusión de la devoción al Sagrado Corazón. Para él, la confianza absoluta en Cristo era el camino hacia la paz interior y la verdadera libertad espiritual.
En Dilexit Nos, el Papa Francisco cita una oración de San Claudio que encapsula esta confianza total: “He determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargándome en Ti de todas mis solicitudes”. Según el Pontífice, San Claudio “evidencia que la contemplación del Corazón de Cristo, si es auténtica, no provoca una complacencia en uno mismo o una vanagloria en experiencias o en esfuerzos humanos, sino un indescriptible abandono en Cristo que llena la vida de paz, de seguridad, de decisión”.
Santa Teresita del Niño Jesús
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Santa Teresa de Lisieux, conocida como Santa Teresita del Niño Jesús, es una de las santas más queridas por su espiritualidad de la “pequeña vía”, que se basa en la confianza total en el amor misericordioso de Dios.
En Dilexit Nos, el Papa Francisco la cita: “La actitud más adecuada es depositar la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites y que lo ha dado todo en la Cruz de Jesucristo”. En este sentido, asegura que ella vivía esta experiencia “con intensidad porque había descubierto en el Corazón de Cristo que Dios es amor”.
San Carlos de Foucauld
San Carlos de Foucauld, reconocido por su vida de imitación radical de Cristo en su pobreza y humildad, es otro de los santos mencionados en Dilexit Nos. A través de su estancia en el desierto, San Carlos vivió en constante unión con el Corazón de Jesús, buscando imitar su humildad y simplicidad.
El Papa Francisco lo menciona de la siguiente manera: “Su amistad con Jesús, corazón a corazón, no tenía nada de un devocionalismo intimista. Era la raíz de esa vida despojada de Nazaret con la cual Carlos quería imitar a Cristo y configurarse con él. Aquella tierna devoción al Corazón de Cristo tuvo consecuencias muy concretas en su estilo de vida y su Nazaret se alimentaba de esa relación tan personal con el Corazón de Cristo”.