“Es una responsabilidad, una misión importante y un honor para mí”, dijo al Register.
Para Paget, de Australia, fue su esposo, Chris, quien la ayudó a estar abierta a la posibilidad de participar en el Sínodo, animándola a “decir que sí, y si tienes que estar ahí, lo haremos funcionar”.
Cuando descubrió que el Papa Francisco la había seleccionado para participar, su reacción fue tan emotiva que su “esposo pensó que alguien había fallecido”.
Paget dijo que extraña intensamente a sus hijos y a su esposo, pero que la ayuda de sus padres y suegros, que cuidan de su familia en casa, ha hecho las cosas más fáciles.
“Estoy muy bendecida de que a mis hijos no les falte amor ni atención”, comentó.
Asesoría parental
Aunque es difícil estar lejos de sus hijos, los padres en el Sínodo creen que tienen algo distinto que aportar y están agradecidos de haber sido incluidos.
Paget ha hecho un esfuerzo por compartir cómo el “don único de su hijo, que proviene de vivir con autismo, puede ser particularmente desafiante en el entorno de la Iglesia”.
“He tratado de ser lo más vulnerable posible para compartir mi historia con la esperanza de que pueda ayudar a muchos otros que anhelan sentirse bienvenidos en sus comunidades parroquiales”, dijo al Register.
El diácono De Cubber señaló que ser padre implica “saber lo que es discernir juntos”, una consideración central en la discusión del Sínodo sobre una mayor escucha en el gobierno de la Iglesia.
“Una familia —la comunidad de fe más pequeña posible— es un pequeño Sínodo, se podría decir”, comentó el diácono belga. “Esa experiencia de discernimiento familiar puede ser traída al Sínodo por todos los padres”.
Sabov ha tenido el honor de compartir su perspectiva única como católica oriental, y de enfatizar “la importancia de apoyar los valores familiares en la comunidad de la Iglesia”.
De hecho, uno de los momentos más aplaudidos de la sesión de este año del Sínodo ocurrió cuando una madre pidió más enfoque en mejorar la iniciación cristiana de los niños pequeños.
Renee Köhler Ryan, una filósofa australiana, delegada del Sínodo y madre de cinco hijos, comentó al Register en la sesión del año pasado que la participación de los padres brinda a los obispos información útil sobre “lo que está sucediendo dentro de la Iglesia doméstica”. Pero si la reunión, que Köhler Ryan describió como más una “Asamblea del Pueblo de Dios” que un Sínodo de Obispos propiamente dicho, aspira a ser verdaderamente representativa, ella cree que los organizadores deberían agregar más “católicos comunes” al grupo.
Por supuesto, también es cierto que las mamás y papás del Sínodo reciben algo de la experiencia que llevan de regreso a casa.
Para Sabov, han sido las palabras diarias de apoyo y oración por Ucrania de parte de sus compañeros delegados, incluyendo los cardenales y obispos de todo el mundo, las que han dejado la impresión más fuerte.
El diácono De Cubber espera que su tiempo en Roma sea una bendición para sus hijos.
“Para mí, el sínodo es un testimonio visible de la obra del Espíritu Santo en la Iglesia de hoy”, dijo. “Espero y rezo para que sea capaz de traer esa experiencia a casa”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en National Catholic Register.
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