De alguna manera, prosigue, “tienes que ser misionero, como lo fueron los apóstoles de Jesús y los primeros discípulos, que salieron a anunciar el amor de Dios, salieron a contar que Cristo está vivo y que vale la pena conocerlo. Santa Teresa del Niño Jesús lo vivía como parte inseparable de su ofrenda al Amor misericordioso”.
Conclusión
En la conclusión de la encíclica, el Papa Francisco escribe: “Hoy todo se compra y se paga, y parece que la propia sensación de dignidad depende de cosas que se consiguen con el poder del dinero. Sólo nos urge acumular, consumir y distraernos, presos de un sistema degradante que no nos permite mirar más allá de nuestras necesidades inmediatas y mezquinas”.
“El amor de Cristo está fuera de ese engranaje perverso y sólo él puede liberarnos de esa fiebre donde ya no hay lugar para un amor gratuito. Él es capaz de darle corazón a esta tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente”.
El Pontífice destaca que “la Iglesia también lo necesita, para no reemplazar el amor de Cristo con estructuras caducas, obsesiones de otros tiempos, adoración de la propia mentalidad, fanatismos de todo tipo que terminan ocupando el lugar de ese amor gratuito de Dios que libera, vivifica, alegra el corazón y alimenta las comunidades”.
“De la herida del costado de Cristo sigue brotando ese río que jamás se agota, que no pasa, que se ofrece una y otra vez para quien quiera amar. Sólo su amor hará posible una humanidad nueva”, subraya.
La "clave" para comprender el Magisterio del Papa Francisco
Durante la rueda de prensa de presentación de la nueva encíclica del Papa Francisco, Mons. Bruno Forte, Teólogo y Arzobispo de Chieti-Vasto (Italia), remarcó que Dilexit Nos “ofrece la clave para entender todo el Magisterio" del Papa Francisco.
Precisó que el mismo Santo Padre explica que “lo expresado en este documento nos permite descubrir que lo escrito en las encíclicas sociales Laudato si’ y Fratelli tutti no es ajeno a nuestro encuentro con el amor de Jesucristo, ya que bebiendo de ese amor nos volvemos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de cada ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común”.
Asimismo, Mons. Forte señaló que, lejos de ser un magisterio “limitado a lo social”, como a veces se ha interpretado “torpemente”, el mensaje que el Papa ha dado y sigue dando a la Iglesia y a toda la familia humana “nace de una única fuente, presentada aquí de la manera más explícita: Cristo Señor y Su amor por toda la humanidad”.
Para el prelado, es también “particularmente conmovedor” el hecho de que el Pontífice haya citado específicamente los textos escritos por Diego Fares, sacerdote jesuita e “hijo espiritual” del Santo Padre.
También afirmó que esta encíclica es un mensaje “extremadamente actual” y que con ella el Papa Francisco invita a ser misioneros “enamorados” del Sagrado Corazón de Jesús, en el que se puede encontrar la consolación.
Explicó asimismo que es una encíclica, debido a que desea “decir a la Iglesia que es un documento decisivo y particularmente importante” y con ello "se puede interpretar el valor que Francisco da a este documento”.
Además, afirmó que con este documento el Papa Francisco pretende que el ser humano se deje sorprender por “su dimensión más profunda”, que es la del corazón.
Por su parte, la Hna. Antonella Fraccaro, Responsable General de las Discípulas del Evangelio, remarcó durante la sesión informativa en la Oficina de Prensa de la Santa Sede que la importancia de “las relaciones y situarlas en el centro de nuestra vida”.
“Se trata, pues, de considerar nuestro corazón en un diálogo corresponsable, ‘ya que sólo el corazón crea intimidad, verdadera cercanía entre dos seres’”, subrayó.
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