México es considerado “uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio” en el mundo, según un sacerdote que ha investigado el fenómeno. Además, enfrentan amenazas de muerte y otros delitos. ¿A qué se debe la violencia contra los presbíteros católicos en un país en el que casi el 80% de habitantes se declaran católicos?
Asesinar a un sacerdote afecta la “estabilidad social” y siembra “la semilla de la corrupción”
El P. Omar Sotelo es el director del Centro Católico Multimedial (CCM), organismo que lleva registro de los sacerdotes asesinados en las últimas décadas en México. Entrevistado por ACI Prensa el 21 de octubre, dijo que los presbíteros en el país frecuentemente enfrentan un “hostigamiento atroz, feroz”, lo que impide que puedan desarrollar “una acción real, concreta, libre, de su pastoral”.
El P. Sotelo explicó que “cuando se asesina a un sacerdote, no sólo se elimina a un hombre, o sea, no sólo se mata a una persona, sino que con ello eliminas a toda una institución, a una institución que en el ejercicio de su labor pastoral generan una estabilidad social”.
Para el presbítero mexicano, este desmantelamiento social facilita que el crimen organizado logre “enquistar en esa área [afectada] la semilla de la corrupción, la cultura de la muerte, del silencio”. Esto, a su vez, fomenta “la narcoviolencia, la narcocultura, la narcoeconomía, como hemos visto en diferentes estados como Chiapas, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, Ciudad de México, Estado de México”, entre otros.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que comenzó en diciembre de 2018 y terminó en octubre de este año, se registraron 10 asesinatos de sacerdotes atribuibles a diversas causas, aunque, según el P. Sotelo, “un porcentaje alto” se debió al “ejercicio de su labor pastoral”.