No cabe duda de que corren tiempos difíciles. Nuestro país está a punto de estallar. Los bandos están divididos. El rencor está a flor de piel. Los partidos son polos opuestos. Las guerras extranjeras parecen querer arrastrar a Estados Unidos hacia ellas. Se ataca al matrimonio. Se ataca la diferencia de sexos. Las familias están asediadas. La libertad religiosa está en peligro. Iglesias y estatuas vandalizadas, profanadas. Pero no es momento de lamentarse ni de sentirse perdidos ante las polémicas elecciones del 5 de noviembre.
Sólo hay un remedio eficaz: la oración. Como individuos y como país, tiene que haber un retorno a Dios, un retorno a Jesús como Señor. Una de las maneras en que los católicos pueden unirse en una sola voz para buscar la ayuda celestial es unirse a la Novena a la Madre de Dios por la Nación de EWTN, que comienza este domingo 27 de octubre.
La introducción de la novena recuerda claramente a los fieles: “En tiempos de crisis, los católicos acudimos instintivamente a la Madre de Dios para que cure nuestras heridas. Ahora, todos podemos hacer nuestra parte en este esfuerzo nacional rezando la Novena a la Madre de Dios por la Nación. En esta poderosa súplica, nuestras voces hablan como una sola pidiendo la intercesión de María para unirnos como una sola nación ante Dios”.
“Como católicos, acudimos instintivamente a nuestra Santísima Madre en tiempos de necesidad”, dijo Michael Warsaw, presidente de la Junta Directiva y director general de EWTN.
En 1792, el Obispo John Carroll de Baltimore, primer obispo católico de la nación, eligió a la Santísima Virgen como “Patrona de los Estados Unidos”, y confió los nuevos Estados Unidos de América a su cuidado maternal. Luego, 54 años más tarde, el 13 de mayo de 1846 —el mismo mes y día en que aparecería años más tarde en Fátima— los obispos de la nación nombraron a María, bajo el título de “La Inmaculada Concepción”, como Patrona de este país. Una vez más, los obispos confiaron solemnemente los Estados Unidos a nuestra Santísima Madre en 1959, cuando se dedicó el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington D.C.
“En el momento actual, cuando hay tanta división y malestar en nuestro país, y cuando muchos de los valores que formaron nuestra nación parecen estar en peligro, necesitamos de nuevo recurrir a nuestra Santísima Madre”, subrayó Warsaw. “Necesitamos rezar por su intercesión, para que los líderes y todos los que aspiran a cargos públicos sigan el camino de la Verdad, garanticen la libertad religiosa y aseguren que toda vida humana sea valorada y protegida, muy especialmente la de los no nacidos”, añadió.