El Papa Francisco recibe al Obispo de Barbastro ante polémica con el Opus Dei por Torreciudad

Por un lado, la necesidad de contar con un especialista en Derecho Canónico que sea capaz de encontrar el encaje adecuado al lugar, que fue fundado como oratorio privado, pero que en la práctica es asumido por la Prelatura y los fieles como santuario. 

Entre quienes acuden al lugar de manera recurrente, la mayoría miembros o simpatizantes del Opus Dei, es considerado además, en algún grado, como propio, dado que el enorme complejo fue edificado gracias a sus aportaciones económicas. Y en la misma medida son muchos los que ayudan a su sostenimiento actual. 

Las implicaciones sobre la calificación canónica del lugar podrían afectar a la atención pastoral, encomendada siempre a un sacerdote del Opus Dei hasta la decisión de Mons. Pérez en julio de 2023 de nombrar a un presbítero diocesano para esa tarea. 

Pero también, por ejemplo, en cuanto a la titularidad y responsabilidad de conservación de la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, venerada desde el siglo XI, que está sujeta al contrato de censo enfitéutico (a perpetuidad) realizado en 1962 entre la diócesis y una empresa a nombre de un miembro del Opus Dei. Dicho acuerdo fue denunciado por el Obispado de Barbastro-Monzón como nulo de pleno derecho 60 años después. 

Más allá de las cuestiones canónicas y sus implicaciones derivadas, el hecho de que Mons. Arellano sea natural de España, parece configurarse como una característica no menor a la hora de deshacer la controversia.

Torreciudad es un importante lugar de peregrinaje en España, al que acuden miles de peregrinos cada año, muchas veces en familia o como iniciativa de colegios u organizaciones juveniles. 

La magnitud de la vinculación espiritual y sentimental con el lugar de miles de fieles católicos, fundamentalmente españoles, pero también extranjeros, hace aconsejable que la persona encargada de dirimir sobre la controversia, pueda conocer y comprender el alcance de esta sensibilidad.