21 de noviembre de 2024 Donar
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Exclusiva: El denunciante católico del FBI, Marcus Allen, habla de cómo la fe le inspiró a la acción

El agente suspendido del FBI, Marcus Allen, testifica durante una audiencia ante el Subcomité Selecto sobre la Utilización del Gobierno Federal como Armamento del Comité Judicial de la Cámara de Representantes en el Edificio de Oficinas Rayburn House el 18 de mayo de 2023, en el Capitolio en Washington, D.C./ Crédito: Crédito: Alex Wong/Getty Images.

Un denunciante del FBI que pasó dos años luchando para recuperar su autorización de seguridad después de cuestionar el liderazgo de la agencia comentó a CNA —agencia de noticias en inglés de EWTN News— que su fe católica y su deseo de servir al público motivaron sus acciones.

“Me sentí reafirmado en mis acciones por el Espíritu Santo”, afirmó a CNA Marcus Allen, el denunciante del FBI.

Allen, que sirvió en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos de 2000 a 2005, ha tenido una autorización de seguridad Top Secret desde 2001, con la excepción de los dos años en que estuvo suspendida. Se incorporó al FBI en 2015 como especialista en operaciones de personal. En 2019, fue el empleado del año en la Oficina de Campo de Charlotte.

En marzo de 2022, el FBI suspendió la autorización de seguridad de Allen. Según él mismo, esta medida disciplinaria fue resultado de las preocupaciones que había planteado a sus supervisores sobre el testimonio del director del FBI, Christopher Wray, acerca de los hechos del 6 de enero de 2021. Compartió que considera que la medida también fue resultado de su negativa a recibir la vacuna contra el COVID-19.

El 6 de enero de 2021, una multitud de manifestantes simpatizantes del presidente Donald Trump penetró en el edificio del Capitolio mientras el Congreso debatía la certificación de los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, lo que provocó la evacuación de los legisladores y la muerte de 5 personas en el hecho.

Según el FBI, Allen fue suspendido debido a “preocupaciones de seguridad” relacionadas con su “lealtad a los Estados Unidos” y su “conducta personal”. 

Allen, en una entrevista con CNA, afirmó que llegó a expresar su preocupación a sus supervisores por el hecho de que el director del FBI se había negado a responder preguntas de los legisladores sobre agentes federales e informantes en el Capitolio el 6 de enero de 2021. Además, preguntó si había informantes confidenciales presentes ese día durante la protesta y el posterior ataque al edificio del Capitolio de Estados Unidos.

Posteriormente, Allen demandó al FBI y llegó a un acuerdo en mayo de este año, que restableció su autorización de seguridad y garantizó que el FBI le pagaría el salario retroactivo.

El mes pasado, al testificar ante el Subcomité Judicial de la Cámara de Representantes del Congreso sobre el Uso de Armas del Gobierno Federal, Allen indicó que su suspensión era una forma de represalia, una situación que los legisladores están investigando. Señaló además que durante el proceso de descubrimiento, sus abogados descubrieron que un funcionario se había referido a él como “delirante” por rezar al Espíritu Santo en su proceso de toma de decisiones. Otro funcionario se refirió a él como “exagerado” con respecto a sus opiniones sobre política, religión y el COVID-19.

Sus abogados argumentaron que la decisión del FBI de revocar su autorización de seguridad se basó en parte en sus creencias religiosas, protegidas por la Primera Enmienda. Está representado por Empower Oversight Whistleblowers and Research, un grupo de defensa de los derechos de los denunciantes.

“Hay comentarios bastante inquietantes sobre mi fe [en los documentos de descubrimiento]”, comentó Allen a CNA. “...Mi fe aparentemente fue un problema para estas personas”, añadió.

Allen dijo que sus preguntas sobre el 6 de enero y el COVID-19, que según él “deberían haber sido protegidas”, parecían ser el motivo principal de la supuesta represalia del FBI, pero que “comenzó a surgir a la superficie que también tenían un problema con mi fe” a través de la información obtenida mediante el proceso de descubrimiento.

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Los problemas de Allen comenzaron cuando habló con sus supervisores para expresar sus preocupaciones sobre los testimonios del director del FBI, Christopher A. Wray, ante el Congreso, en los que el director se negó repetidamente a decir si entre los manifestantes del 6 de enero había agentes o informantes del FBI. Allen, que ha trabajado en cuestiones de terrorismo interno y doméstico, señaló a CNA que esperaba que hubiera agentes o informantes federales presentes.

“Cada vez que ocurre un evento como ese… por supuesto que tenemos activos allí”, precisó Allen. “Es una pregunta muy fácil de responder para cualquier persona del FBI”, agregó.

Allen resaltó que “normalmente hay una razón legítima para que tengamos a alguien allí… [y los agentes del FBI] no están allí para causar un problema o cometer un acto de violencia”. Expresó que incluso en eventos más pequeños, “simplemente tenemos gente allí y hay una razón legal [y es] justificable tener gente allí”. 

“Eso es lo que estaba tratando de llamar la atención con mi cadena de mando”, continuó. “...Creo que estaban más preocupados por el hecho de que yo cuestionaba la integridad del director”, aseguró.

Allen dijo que sintió la necesidad de “hablar” sobre sus preocupaciones con las respuestas de Wray a los legisladores porque el “silencio” puede convertir a alguien en “cómplice del pecado”.

“Me considero un fiel cristiano católico animado por el Evangelio de mi Señor y Salvador Jesucristo”, afirmó Allen, señalando que reza regularmente el Rosario y la Coronilla del Espíritu Santo. 

Allen también señaló que expresó sus preocupaciones porque es un “orgulloso ciudadano estadounidense”. Enfatizó a CNA que expresó sus preocupaciones “de la manera adecuada”, a través de su cadena de mando en lugar de acudir a los medios de comunicación.

El denunciante también hizo una aparición en el canal de YouTube de la organización sin fines de lucro Catholics for Catholics, en el que rezó el Rosario con el anfitrión, discutió lo que llevó a su suspensión y habló sobre su fe.

Sin embargo, el video fue rápidamente eliminado por YouTube por violar sus políticas relacionadas con el discurso sobre el COVID-19, según el director ejecutivo de Catholics for Catholics, John Yep. En el video, Allen hizo referencia a dos medicamentos: ivermectina e hidroxicloroquina.

Yep aseguró a CNA que los comentarios sobre el COVID-19 fueron “la razón oficial” por la que se eliminó el video, pero dijo que “hay una alta probabilidad de que la administración de Biden haya estado presionando a YouTube” para que eliminara el video.

El presidente del Comité Judicial, Jim Jordan, envió una carta a Sundar Pichai, director ejecutivo de Alphabet, la empresa matriz de YouTube, tras la eliminación del video. Le preguntó por qué se censuró el video y si los funcionarios de la administración Biden-Harris incitaron a la empresa a eliminarlo.

Según la carta, la investigación de Jordan es parte de un esfuerzo más amplio para investigar la presunta “colusión del FBI con las grandes empresas tecnológicas para censurar el discurso estadounidense en internet”.

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Tras la carta de Jordan, YouTube restableció el vídeo en su totalidad, precisó Yep. Y agregó que espera que Alphabet responda a la investigación porque "esto podría haber sido una censura del discurso religioso [y] político". 

CNA se comunicó con Alphabet para solicitar comentarios, pero no recibió respuesta hasta el momento de esta publicación. 

Allen dijo a CNA que “en realidad no está tan sorprendido” de que YouTube haya eliminado inicialmente la conversación, diciendo que “la censura está aumentando”. Sin embargo, agregó: “Creo que es bastante ridículo considerando el contenido de la conversación que fue eliminada”.

El FBI se enfrentó al escrutinio por su trato a los católicos después de que se filtrara un memorando del FBI en Richmond que detallaba los esfuerzos para investigar un supuesto vínculo entre los católicos “tradicionalistas radicales” y “el movimiento nacionalista blanco de extrema derecha”. 

El documento analizaba estrategias de “mitigación de amenazas” a través de “descubrimiento de fuentes o trampas” dentro de las iglesias que ofrecen la Misa en latín y las comunidades católicas “tradicionalistas radicales” en internet.

El FBI se retractó del documento después de que se hiciera público y se disculpó por su contenido. Un informe del Departamento de Justicia de la administración Biden-Harris “no cumplió con los estándares del FBI”, pero no mostró evidencia de “intenciones maliciosas”.


Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

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