Al conmemorar el Día del Migrante, el Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera, aseguró que la mejor forma de ayudar a estas personas es procurar que no tengan la necesidad de abandonar sus países de origen.
Ante el Presidente Vicente Fox, las Misioneras de la Caridad –que conmemoraron un nuevo aniversario del tránsito de la Madre Teresa-, y cientos de feligreses, el Purpurado señaló que “no puede haber auténtica paz sin justicia y sin respeto de los derechos humanos”.
“Crear condiciones concretas de paz, por lo que atañe a los emigrantes y refugiados, significa comprometerse seriamente a defender ante todo el derecho a no emigrar, es decir, a vivir en paz y dignidad en la propia patria”, afirmó el Purpurado.
En este sentido, precisó que “gracias a una atenta administración local o nacional, a un comercio más equitativo y a una cooperación internacional solidaria, cada país debe poder asegurar a sus propios habitantes no sólo la libertad de expresión y de movimiento, sino también la posibilidad de colmar necesidades fundamentales, como el alimento, la salud, el trabajo, la vivienda, la educación, cuya frustración pone a mucha gente en condiciones de tener que emigrar a la fuerza”.
Refiriéndose al derecho a emigrar, el Purpurado reconoció que “corresponde a los gobiernos regular los flujos migratorios, respetando plenamente la dignidad de las personas y las necesidades de sus familias y teniendo en cuenta las exigencias de las sociedades que acogen a los inmigrantes”.
“Ya existen acuerdos internacionales en defensa de los emigrantes, así como de cuantos buscan en otro país refugio o asilo político, son acuerdos que siempre se pueden seguir perfeccionando”, agregó.