El Obispo de Cyangugu (Ruanda), Mons. Edouard Sinayobye, considera que la Iglesia Católica en el país vive el Sínodo de la Sinodalidad como “una oportunidad para reforzar la unidad y la reconciliación” en el país pasados 30 años del genocidio entre hutus y tutsis.
El genocidio de Ruanda fue un intento de exterminio de la población tutsi por parte de la etnia hutu que se extendió entre abbril y julio de 1994, en el que resularon asesinadas un mínimo de 500.000 personas y un máximo de un millón. También se cometieron numerosos crímenes de naturaleza sexual que afectaron a miles de personas.
Durante la rueda de prensa ofrecida este lunes en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Mons. Sinayobye ha explicado que a pesar de haber pasado 30 años del genocidio es “como si hubiera ocurrido ayer”.
En este contexto, señaló que los obispos ruandeses acogieron la convocatoria del sínodo como “un kairós” [tiempo de Dios] en el que resonaba la palabra “comunión, un concepto realmente muy elocuente para el corazón de Ruanda”.
En este sentido, el sínodo se ha acogido en el país como “una enseñanza que nos brinda los fundamentos teológicos y bíblicos para entender que somos uno”. Este mensaje de fraternidad, ha subrayado el prelado, es muy importante “porque después de todo lo que nos ha ocurrido estamos aprendiendo a ser hermanos y hermanas”.
“Así que el sínodo lo vivimos como un proceso no solo social sino también espiritual” que ayuda a entender a la iglesia local “que desde el genocidio, el camino que tenemos que seguir es, de hecho, un estilo de vida fraterno, un estilo de vida espiritual”, expuso Mons. Sinayobye.