El Papa Francisco aseguró que “la verdadera riqueza no son los bienes de este mundo”, sino que es “ser amados por Dios y aprender a amar como Él”.
Así lo dijo el Santo Padre a los fieles congregados este domingo 13 de octubre en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus.
Al recordar que el Evangelio de hoy (Mc 10,17-30) presenta el pasaje del joven rico a quien Jesús “lo invita a dejar todo y a seguirlo” pero que se retira triste porque tenía muchas riquezas, el Papa señaló que “podemos ver aquí los dos movimientos de este hombre: al principio, corre para ir a ver a Jesús; al final, sin embargo, se marcha triste”.
Al ir corriendo a ver a Jesús, indicó el Pontífice, es como si algo en el corazón del joven “le impulsara: en efecto, a pesar de tener tantas riquezas, se siente insatisfecho, lleva dentro una inquietud, va en busca de una vida plena”.
“Como hacen a menudo los enfermos y los endemoniados, se ve en el Evangelio, se postra a los pies del Maestro; es rico, y sin embargo necesita ser sanado”, resaltó, destacando a continuación que “Jesús lo mira con amor; luego, le propone vender todo lo que posee, darlo a los pobres y seguirlo”.
“Pero, en este punto, llega una conclusión inesperada: ¡ese hombre pone cara triste y se va! Tan grande e impetuoso ha sido su deseo de conocer a Jesús, como fría y rápida ha sido su despedida de Él”, lamentó.