El P. Van Allen Hager, sacerdote de los Misioneros de la Consolata que diariamente rezaba al lado de la entrada de un centro de abortos en Colombia, falleció ayer 10 de octubre a los 80 años de edad, dejando un legado de entrega por la vida de los no nacidos.
El sacerdote nació el 31 de marzo de 1944 en Nueva York (Estados Unidos) y llegó a Colombia hace más de 15 años.
En este país fue alentador para los activistas provida verlo llegar a la entrada del centro de abortos Oriéntame, en la localidad bogotana de Teusaquillo, con una silla plegable, la imagen de la Virgen de Guadalupe y su rosario, listo para rezar por los niños no nacidos y conversar con cualquier mujer o pareja que estuviera pensando en abortar.
Así, el sacerdote se fue ganando la admiración y el aprecio de innumerables personas, entre ellos los voluntarios de 40 Días por la Vida, con quienes mantuvo amistad y cuya campaña de oración apoyó cada año.
Y si bien su vocación sacerdotal fue razón suficiente para pedir a Dios por las mujeres embarazadas y sus hijos, el P. Van Allen Hager tenía también una motivación personal para unirse a estas iniciativas provida.