RIO DE JANEIRO,
“Pétalos de Madre” es el título de la columna que Mons. Sinésio Bohn, Obispo de Santa Cruz do Sul, dedicó a su madre fallecida recientemente. El texto es un relato sobre el amor de madre y la bendición de que un hijo sea llamado por Dios a la vida sacerdotal.
En su homenaje, Mons. Bohn sostiene que su madre, Olívia Paulina Bohn, “fue una mujer de fe vida y concreta, siempre alegre y generosa”.
“Al celebrar mi primera Misa en Brasil en septiembre de 1964 (pues fui ordenado en Roma), mi madre preparó para mí una corona de rosas blancas sobre una almohada de blanco esplendoroso. Cuando el 27 de diciembre de 1976, falleció mi padre, mi madre tomó la almohada de la primera Misa y reclinó sobre ella la cabeza de mi padre”, recordó.
Mons. Bohn agregó que el cadáver de su madre llevó la corona de rosas. La razón se la dieron sus hermanas: “Mi madre guardó cuidadosamente la corona de las primicias y pidió ser sepultada con ella. Yo llegué a una conclusión: es la corona de las primicias de la mansión celestial”.
El Obispo recordó que su madre se dedicó a cuidar de la casa y sus diez hijos. Siempre se mantuvo activa y en buena salud. Vivió 98 años y medio con una certeza absoluta sobre el respeto por los hijos que resumía en las siguientes palabras “Yo cuidé mucho de la salud de mis hijos para que, cuando crecieran, pudieran cumplir la tarea que Dios quisiera darles. De pequeños, tuve el máximo cuidado para que no se quebraran. Los crié para Dios, no para mí. Ellos son de Dios”.
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