La vida de Dan Cummings, residente de un hogar de ancianos, dio un vuelco de 180 grados gracias a la devoción al Rosario. Originario de Ennis, Montana (Estados Unidos), “vivió un estilo de vida rudo de vaquero alejado de la Iglesia durante más de 40 años”, según su hijo Joel.
Cuando Dan vio por primera vez el nuevo grupo de oración del Rosario en el calendario semanal de su residencia de ancianos, no sabía si unirse, pero decidió que no le “haría daño intentar el Rosario en alguna ocasión”.
Al compartir con los voluntarios del “Equipo del Rosario” que había “perdido el rumbo respecto a la religión”, lo alentaron a recibir los sacramentos de la confesión y la Eucaristía para regresar a su fe. Le aseguraron que Dios lo ama y que su misericordia es infinita.
Al ver la devoción de los voluntarios y recibir su apoyo, Dan decidió reunirse con el sacerdote encargado de la comunidad, el P. John Crutchfield, y ahora asiste a la Misa semanal en la parroquia de St. Patrick.
Volver a los sacramentos y a la oración ha cambiado a Dan. “Ahora tengo paz y soy mucho más feliz”, aseguró.
“¡Ha cambiado toda mi perspectiva sobre la vida! Tengo 80 años, y antes, todo lo que esperaba era dejar de respirar. Ahora tengo paz. Realmente no puedo explicarlo. Vivir en un hogar de ancianos es bastante restrictivo, y no podía creer lo bien que me hacía sentir rezar el Rosario y lo acogedores que han sido los voluntarios”, relató.