“Estamos al límite de nuestras fuerzas. El Estado debe ayudarnos”, es el pedido de auxilio del Arzobispo de Puerto Príncipe (Haití), Mons. Max Leroy Mésidor, tras la masacre cometida por una banda armada el pasado 3 de octubre, que dejó al menos 70 personas asesinadas, entre las que se cuentan 10 mujeres y 3 niños.
El conglomerado criminal conocido como Gran Grif es responsable de la matanza. Desde marzo de 2024, la crisis social y política en el país caribeño se disparó a niveles altísimos desatando una espiral de violencia incontrolable gracias al libre accionar de bandas criminales que controlan alrededor del 80% del territorio de Puerto Príncipe, la capital haitiana.
La masacre fue perpetrada en la pequeña localidad de Pont-Sondé, en la región de Artibonite. Allí, según comenta la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití, los hombres armados huyeron del pueblo a través de una granja cercana, matando también a todo el que encontraban a su paso. “Familias enteras fueron diezmadas”, precisó el grupo. Muchas aún siguen desaparecidas.
Además, miles de personas debieron abandonar sus hogares para resguardarse. “Para salvar sus vidas, estas víctimas tuvieron que esconderse, caminar durante varias horas y pasar por muchos cadáveres en su camino”, añadieron.
El Arzobispo de Puerto Príncipe envió un mensaje de condolencias el 4 de octubre. “Nos damos cuenta de que todo el país está enfermo, todo el país está sufriendo, ha estado sufriendo desde hace mucho tiempo”, afirmó.
“Varios grupos y asociaciones han enviado propuestas a las autoridades, pero no han recibido ninguna respuesta. No se ha hecho nada. La población ha sido abandonada por completo. Han pasado cuatro años, y todo el mundo está atónito. Los que aún resisten intentan lidiar con el saqueo diario, y cada uno espera que otros se atrevan a tomar medidas”, añadió.