Este 1 de octubre, Día Internacional de las Personas de Edad, recordamos las palabras de San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calcuta, ambos grandes amigos, que reflexionaron sobre la importancia de proteger a las personas mayores, quienes son los encargados de la transmisión de la fe en las familias.
San Juan Pablo II
En el mensaje de Juan Pablo II para la Cuaresma 2005, el Pontífice recordó que “llegar a la edad madura es, en la visual bíblica, signo de la bendición y de la benevolencia del Altísimo”; ya que “la longevidad se presenta de este modo, como un especial don divino”.
Según el Pontífice, en la sociedad de este siglo, la ciencia y la medicina han permitido una mayor longevidad humana, lo que ha llevado a un incremento significativo en el número de personas de la tercera edad.
“Todo ello solicita una atención más específica al mundo de la llamada ‘tercera edad’, con el fin de ayudar a estas personas a vivir sus grandes potencialidades con mayor plenitud, poniéndolas al servicio de toda la comunidad”, sostuvo.