Comentario: Aplicaciones prácticas de oración para la vida diaria de “La Pequeña Flor”.
El testimonio y las palabras de Santa Teresita de Lisieux han cautivado millones de vidas. Sus escritos y su vida han atraído a innumerables almas a la contemplación de los misterios de Dios, pero la misión de su vida era muy sencilla: estaba convencida del “Caminito”.
Al describir su llegada a su propia conciencia vocacional, Teresa escribió en su autobiografía:
“Comprendí que sólo el amor mueve a los miembros de la Iglesia a actuar, que si el amor se extinguiera, los apóstoles no predicarían el Evangelio y los mártires no derramarían su sangre. Comprendí que el amor abarca todas las vocaciones, que el amor lo es todo… en una palabra, que es eterno. Entonces, en el exceso de mi alegría delirante, grité: Oh Jesús, mi amor… mi vocación, por fin la he encontrado: mi vocación es el amor”.
Ser amor y elegir el amor en cada momento es el resumen de su “Caminito”. Vivir desde esta postura de amor la convirtió en una de las santas más impactantes de los tiempos modernos.
En sus escritos, Teresa menciona que debemos abordar nuestra vida de fe como un niño pequeño se acerca a una escalera. Debemos invocar a nuestro Padre, que está en lo alto de la escalera, y suplicarle que nos levante. Cuando lo hagamos, él bajará corriendo los escalones y nos levantará en sus brazos para llevarnos a lo alto de la escalera, siempre mirando hacia el cielo.