En una entrevista concedida a la revista GRANDIOS, el exfutbolista profesional alemán y de fama internacional Kevin Prince Boateng habló de su carrera, de su infancia en Berlín y de su encuentro con Dios.
A pesar de sus éxitos deportivos en clubes como el AC Milan y el FC Barcelona, dijo que durante mucho tiempo no pudo encontrar la paz interior. Sólo su encuentro con Jesucristo y el apoyo de su prometida Marsi cambiaron radicalmente su vida.
Boateng, que creció en el barrio berlinés de Wedding, recuerda las duras circunstancias de su infancia: “Éramos cinco niños en un piso de una sola habitación. Mi madre hizo todo lo que pudo para criarnos. No había mucho dinero. A veces ni siquiera había suficiente comida en la nevera. A veces tenía que salir a comer con amigos porque no había nada en casa”. Pero describió cómo no echaba nada de menos a pesar de estas penurias: “No teníamos la nevera llena, no teníamos vacaciones. Y por eso era normal para mí”.
Estas difíciles circunstancias forjaron la personalidad de Boateng y le prepararon para una exitosa, aunque también turbulenta, carrera en el fútbol profesional. Debutó con el Hertha BSC de Berlín con sólo 18 años: “Es el sueño de todo futbolista. Debutar como profesional en el club que llevas en el corazón es algo especial. Decir en retrospectiva: 'Vale, no ha estado tan mal', me enorgullece”.
Pero a pesar de su éxito en clubes como el AC Milan, el FC Barcelona y el Besiktas de Estambul, Boateng sentía que le faltaba algo crucial.
Tras años de éxito, fama y prosperidad, Boateng se sumió en una profunda crisis personal: “A los 20 años ya era millonario. Lo había visto todo, lo había comprado todo, lo había tenido todo y había pasado por todas las fases de la vida. Adicción al alcohol, a las pastillas, depresión, adicción a los somníferos y analgésicos, todo lo que te puedas imaginar”.