“Nuestro grito al mundo entero: no más guerra, no más matarse en ambos bandos”, afirmó Fray Toufic Bou Merhi, un franciscano de la Custodia de Tierra Santa que ejerce su ministerio pastoral en el Líbano, cuya población —incluida la comunidad cristiana— sufre las consecuencias de los bombardeos del ejército israelí.
“No hablo de uno y estoy de acuerdo con el otro. Sólo: no más masacres, especialmente de niños", precisó el sacerdote en una conversación con Vatican News, que se vio obligado a interrumpir en varias ocasiones por los misiles que caían a su alrededor.
“Como libanés, viví la guerra del 75 al 90. También viví la guerra del 2000, la del 2006, pero lo que estamos viviendo supera todos los límites. Bombardeos sin fin incluso en Tiro y sus alrededores”, añadió Fray Bou.
Además, comparte que los libaneses están aterrorizados y huyen como pueden de las zonas bombardeadas. Las carreteras que van hasta Beirut están colapsadas al ser utilizados todos los canales de circulación para llegar a la ciudad capital. La gente avanza sin rumbo “pero no saben adónde ir. Sólo intentan salir de este miedo, de esta tensión, de esta situación. Pobre gente", lamentó el sacerdote.
Los católicos “intentan resistir” y aún quedan muchos viviendo en las localidades bajo asedio. Su parroquia, la Iglesia de San Antonio de Padua, se encuentra en un lugar relativamente seguro y muchas personas se han congregado delante del templo buscando refugio.
El fraile precisa que primero llegaron entre 20 y 30 familias, alrededor de 100 personas entre niños, ancianos y personas con alguna discapacidad. A los franciscanos no les quedó más remedio que abrirles las puertas del convento. “Estamos cerca de la gente, escuchamos sus necesidades e intentamos estar cerca de ellos”, afirmó.