Los franciscanos de todo el mundo celebran este 17 de septiembre los 800 años de los estigmas de San Francisco de Asís, el primer santo del que se tiene registro con este don en la historia de la Iglesia Católica. Aquí te contamos cómo sucedió.
De acuerdo a la Leyenda Mayor de San Francisco, escrita por el Doctor Seráfico San Buenaventura, “un día próximo a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz” el santo fundador de los franciscanos estaba orando, cuando vio descender del cielo a un serafín de seis esplendorosas alas.
“Apareció entonces entre las alas la efigie de un hombre crucificado, cuyas manos y pies estaban extendidos a modo de cruz y clavados a ella. Dos alas se alzaban sobre la cabeza, dos se extendían para volar y las otras dos restantes cubrían todo su cuerpo”, describe el Cardenal San Buenaventura.
San Francisco se quedó asombrado y sintió en su corazón una mezcla de gozo y dolor porque se alegraba de esta gracia, pero ver a Cristo clavado era para él como una espada “que atravesaba su alma”.
“Al desaparecer la visión dejó en su corazón un ardor maravilloso, y no fue menos maravillosa la efigie de las señales que imprimió en su carne. Así, pues, al instante comenzaron a aparecer en sus manos y pies las señales de los clavos, tal como lo había visto poco antes en la imagen del varón crucificado”, indica San Buenaventura.
El purpurado señala más adelante que San Francisco buscaba mantener oculto los estigmas, pero muchos fueron testigos de este don sobrenatural.