El oriente boliviano vive momentos críticos debido a los incendios forestales que afectan la región, con más de 4 millones de hectáreas de bosques y pastizales consumidas. En ese marco, la Iglesia Católica se pronunció exigiendo fe, compromiso y acción.
Los incendios comenzaron a surgir en junio y se fueron expandiendo, obligando a las autoridades de Bolivia a declarar el estado de emergencia y a pedir ayuda internacional. Además de los daños provocados por los 3.000 focos de incendio, el humo afecta prácticamente a todo el país.
El Obispo Auxiliar de Santa Cruz, Mons. Estanislao Dowlaszewicz, se refirió al tema en su homilía dominical este 15 de septiembre, agradeciendo en primer lugar a Dios por la lluvia que alivió un poco la situación. “Continuamos pidiendo a Dios que mande más lluvia a nuestro campo”, expresó.
Al mencionar el 10° aniversario de la REPAM —Red Eclesial Panamazónica— destacó que desde su fundación esta institución “responde a un llamado a proteger la casa común”, y resaltó el trabajo de los pueblos indígenas y campesinos, “verdaderos guardianes del territorio amazónico”, cuya biodiversidad y diversidad cultural “se encontraba, y sigue encontrándose, bajo una constante amenaza por la deforestación, la explotación de recursos naturales y la falta de protección de sus comunidades por parte de las autoridades nacionales y departamentales”.
“La expansión de la minería ilegal, que contamina nuestros ríos, la tala indiscriminada, los incendios y los megaproyectos extractivos han provocado un deterioro acelerado del medio ambiente, mientras las comunidades locales sufren las consecuencias de todo esto: desplazamientos forzados, violencia y la negación de sus derechos básicos”, añadió.
“Hasta hoy, en nuestro oriente boliviano sufrimos el humo, las enfermedades y situaciones económicas a veces insostenibles en el campo. Las quemas no terminan, las pérdidas de viviendas de muchas familias y el tener que vivir rodeados de fuego y humo es nuestra realidad”, describió el prelado.