El Papa Francisco, que ha sido durante mucho tiempo un defensor de los inmigrantes, en particular de aquellos que huyen de países devastados por la guerra y regiones empobrecidas, pronunció el mes pasado algunas de las palabras más claras de su pontificado en apoyo de los migrantes y en reproche a quienes les dan la espalda.
“Hay que decirlo con claridad: hay quienes trabajan sistemáticamente y con todos los medios posibles para repeler a los migrantes”, dijo el Papa durante su Audiencia General semanal . “Y esto, cuando se hace con conciencia y responsabilidad, es un pecado grave”, añadió.
“En la época de los satélites y de los drones hay hombres, mujeres y niños migrantes que nadie debe ver”, afirmó el Papa. “Los esconden. Sólo Dios los ve y escucha su grito. Esta es una crueldad de nuestra civilización”, precisó.
El Papa se ha pronunciado con regularidad a favor de los inmigrantes. En junio, pidió a los fieles que se unieran “en oración por todos aquellos que han tenido que abandonar su tierra en busca de condiciones de vida dignas”. El Santo Padre ha calificado la protección de los inmigrantes como un “imperativo moral” y ha sostenido que los inmigrantes “deben ser recibidos” y tratados con humanidad.
La Iglesia Católica ha sido durante mucho tiempo defensora y protectora de los inmigrantes. La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) señala en su sitio web que “gran parte de enseñanzas de la Iglesia, incluidas encíclicas papales, declaraciones de obispos y cartas pastorales, ha reforzado constantemente nuestra obligación moral de tratar al extranjero como trataríamos al mismo Cristo”.