14 de diciembre de 2024 Donar
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Restauradora relata cómo la Virgen de Coromoto la miró, la conmovió y le cambió la vida

Nancy Jiménez, quien formó parte del equipo restaurador de la reliquia de Nuestra Señora de Coromoto./ Crédito: Andrés Henríquez/ACI Prensa.

“Llega un momento en que yo la estoy enfocando [con el microscopio] y recibo el susto de mi vida. Todavía me conmueve muchísimo”, expresó la especialista Nancy Jiménez, al borde de las lágrimas, al recordar el momento en que Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela, salió a su encuentro en 2009.

Este domingo 8 de septiembre, la Iglesia Católica en Venezuela celebró los 372 años de la segunda aparición de la Santísima Virgen al cacique Coromoto, líder de la tribu Cospe. Aquel día de 1652, la “Bella Señora” —como le decía Coromoto— dejó en su mano una muy pequeña reliquia con su imagen, que científicos como Jiménez no dudan en catalogar de “milagrosa” debido a varias de sus características.

Desde la Basílica Menor Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto, en la ciudad de Guanare, en los llanos venezolanos, lugar preciso de la segunda aparición, Jiménez contó a ACI Prensa lo que sintió al darse cuenta de que la Virgen está realmente “viva” en la reliquia.

Basílica Menor Santuario Nacional de Nuestra Señora de Coromoto, inaugurado en 1996 por San Juan Pablo II. Crédito: Andrés Henríquez/ACI Prensa.

En 2009, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) organizó a un equipo de especialistas para restaurar la sagrada reliquia, para ese entonces muy deteriorada. Entre ellos estaba Jiménez, restauradora de obras de arte sobre papel y documentos antiguos. 

“En ese momento en que la estoy cuadrando, veo que hay un ojo al otro lado del microscopio que me está viendo. El susto fue… Yo dije una mala palabra, empujé el microscopio y salí corriendo de allí”, afirmó Jiménez.

“Lloré como no tienen una idea. Lloré muchísimo y le pedí perdón a la Virgen porque no creía que Ella estaba ahí”, comentó. La sagrada reliquia coromotana mide solo 2,5 centímetros de alto por 2 centímetros de ancho.

La vida de Jiménez cambió definitivamente. “Ahora tengo una fuerza de fe y lo que aprendí es que mi misión es decirle a la gente que las cosas hay que pedirlas con fe, hay que creer y además Ella está en nuestra tierra”, concluyó.

Atardecer desde la cima de la Basílica. Se ve la explanada del Santuario y la sabana guanareña, desde el lugar preciso de la segunda aparición de la Virgen, el 8 de septiembre de 1652. Crédito: Andrés Henríquez/ACI Prensa.

A pesar del tamaño de los ojos de la Virgen en la reliquia, de menos de 1 milímetro, en ellos se pueden apreciar características únicas:

“Tienen presencia de iris y al observar en profundidad el ojo izquierdo, tiene características de un ojo humano, se diferencia con claridad el orbe ocular, el conducto lacrimal, el iris y un pequeño punto de luz donde se pudo observar una figura humana con características especiales”, explica el Santuario en su página web.

Se presume que esta figura humana es el cacique Coromoto, cuya silueta quedó registrada como una fotografía en el ojo de la Virgen en la reliquia, justo en el momento de la aparición.

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Miles de peregrinos de todas partes de Venezuela

En medio de la vasta sabana guanareña se levanta la Basílica de la Virgen. Allí, desde muy temprano en la mañana se congregaron miles de peregrinos de todas partes del país, para venerar a la Madre de Dios participando de todas las actividades organizadas por la Diócesis de Guanare.

La sagrada reliquia acompañó a los peregrinos en una caminata de 5 kilómetros, desde el punto de la primera aparición hasta el Santuario. El evento central fue la Misa solemne, oficiada por el Nuncio Apostólico en Venezuela, Mons. Alberto Ortega Martín y concelebrada por el Obispo de Guanare, Mons. Owaldo Araque y el Obispo emérito, Mons. José de la Trinidad Valera. Además, decenas de sacerdotes de Guanare y las diócesis vecinas participaron en la Eucaristía.

Interior de la Basílica durante la Misa solemne. Crédito: Andrés Henríquez/ACI Prensa.

“En cualquier diócesis a la que vayas, siempre hay una devoción particular a la Santísima Virgen María. Eso es una alegría para nosotros”, destacó Mons. Valera, al remarcar la devoción mariana de los venezolanos.

“De la Virgen, vamos a Jesucristo. Conociendo a la Virgen y amándola, tenemos que conocer y amar a Jesucristo”, agregó.

El obispo emérito fue enfático al remarcar el papel que la Santísima Virgen, como Madre de todos, tiene en medio de la difícil realidad venezolana. Mons. Valera explicó que “el elemento de unidad” en las familias es la madre y que, como tal, Nuestra Señora de Coromoto debe ser el eje central de la paz y la unidad en el país. 

Este mensaje va de la mano con lo expresado por Mons. Fernando Castro, Obispo de Margarita, en el marco de las celebraciones de Nuestra Señora del Valle, cuya festividad también es cada 8 de septiembre.

“Confiamos en que la Patrona intercede para que haya paz en este país”, no la “de los cementerios, sino la convivencia humana, reconociéndonos hermanos unos con otros”, indicó Mons. Valera.

“Somos venezolanos y queremos vivir en amplitud, con alegría y en paz”, concluyó.

Durante la Misa, los descendientes del linaje Cospe participaron con danzas autóctonas para honrar a la Virgen, una tradición que ha pasado de generación en generación durante muchos años.

Tradiciones centenarias “por la paz del mundo”

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En declaraciones para ACI Prensa, Douglas Del Rosario, uno de los indios cospes presentes en la ceremonia, explicó que participan cada año de las celebraciones “por respeto y por obediencia a Nuestra Señora, la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela”.

Además, enfatizó que sus expresiones autóctonas son una manera de pedir a Dios, a través de la Virgen, por el fin de tantos males que aquejan hoy a la humanidad:

Douglas Del Rosario, indio cospe. Crédito: Andrés Henríquez/ACI Prensa.

“Hoy estamos bailando por la paz del mundo, por la paz de Venezuela y por la paz de todos los países del mundo que están en guerra. Por la paz de Ucrania, por la paz de Rusia y por cada uno de ustedes que están aquí presentes”, comentó.

“Le damos gracias a Dios y a la Santísima Virgen de Coromoto por estar presente aquí y se ve que Venezuela es un país católico, un país lleno de paz y amor. Queremos paz en el mundo y estamos unidos a la Santísima Virgen de Coromoto, la Madre de Dios”, concluyó.

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