El 10 de septiembre es la fiesta de San Nicolás de Tolentino, quien recibió un milagro de sanación profetizado por la Virgen María y relacionado a un pan. Por ello en el día del santo se suelen repartir unos panecillos benditos que se deben comer con una especial oración.
El Santuario Basílica San Nicolás de Tolentino, donde están los restos del santo en Italia, indica que los Panini benedetti (panecillos benditos) están ligados a un hecho de la vida del santo.
Al respecto relata que, en una ocasión, el religioso agustino San Nicolás (1245-1305) estuvo gravemente enfermo. Entonces la Virgen se le apareció y le dijo: “Pide como limosna, en nombre de mi Hijo, un pan. Cuando lo hayas recibido, lo comerás después de mojarlo en agua, y por mi intercesión recobrarás la salud”.
Más adelante el santo recibió como caridad un pan de una mujer de Tolentino, lo comió y recobró la salud. Posteriormente, “San Nicolás comenzó a distribuir el pan bendito a los enfermos que visitaba, instándoles a confiar en la protección de la Virgen María para obtener la curación de la enfermedad y la liberación del pecado”, narra el Santuario.
El sitio web del templo señala que la bendición de los Panini está aprobada por la Iglesia Católica con un rito especial dado sólo a la orden agustina.
Asimismo, precisa que los panecillos son elaborados en el santuario a base de harina de trigo y agua, sin levadura y cocidos al horno. “Son un signo sacramental de la Iglesia”, como el agua bendita, destaca.