En el séptimo día del Viaje apostólico a Asia y Oceanía, el más largo de su pontificado, el Papa Francisco ha afirmado en Nueva Guinea que el amor fraternal que deben profesar los cristianos es capaz de expulsar del corazón “el miedo, la superstición y la magia”.
Durante un encuentro con los fieles de la Diócesis de Vanimo, el Pontífice ha alabado la belleza natural del lugar, señalando que “esta riqueza se la confía el Señor como un signo y un instrumento, para que ustedes puedan vivir así, en armonía con Él y con los hermanos, respetando la casa común y cuidándose mutuamente”.
Al contemplar la belleza, el Papa ha llamado la atención de los cerca de 20.000 presentes,según datos de la Sala de Prensa del Vaticano, para tomar conciencia de que “hay un espectáculo aún más hermoso: el de lo que crece en nosotros cuando nos amamos mutuamente”.
En este sentido, ha especificado que “nuestra misión es precisamente esta: difundir por doquier, mediante el amor de Dios y de nuestros hermanos, la belleza del Evangelio de Cristo”.
En referencia a la labor desarrollada por los catequistas de la diócesis, muchas veces con gran sacrificio personal y familiar por su parte, el Papa Francisco ha pedido que “no se queden solos” y que sean acompañados, de tal manera que “cada uno de nosotros promueva el anuncio misionero allí donde vive” y que “a la belleza del paisaje corresponda la belleza de una comunidad en la que las personas se aman, como nos enseñó Jesús”.