El Papa Francisco mantuvo un encuentro este 7 de septiembre en el Santuario de María Auxiliadora de Port Moresby con los Obispos de Papúa Nueva Guinea y de las Islas Salomón, así como sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, seminaristas y catequistas.
En su discurso, el Santo Padre recordó que él fue bautizado en la parroquia de María Auxiliadora de Buenos Aires, en Argentina, y señaló que este santuario “puede ser un símbolo también para nosotros, sobre todo si hacemos referencia a tres aspectos de nuestro camino cristiano y misionero: la valentía de empezar, la belleza de existir y la esperanza de crecer”
La valentía de empezar
En primer lugar, el Papa Francisco recordó que los misioneros llegaron a este país a mediados del siglo XIX “y los primeros pasos de su labor no fueron fáciles; de hecho, algunos intentos fracasaron”.
“A pesar de eso no se rindieron, sino que con gran fe y celo apostólico continuaron predicando el Evangelio y sirviendo a sus hermanos y hermanas, recomenzando muchas veces a partir de los fracasos y pasando por muchos sacrificios”, señaló.
Estos misioneros, según el Pontífice, “han contribuido a llevar el Evangelio entre ustedes, con una riqueza multicolor de carismas, animados por el mismo Espíritu y por la misma caridad de Cristo”.