Hay varias formas en las que puede ocurrir un escándalo.
El primero se refiere a la pareja misma. Ellos saben que eres un católico comprometido. Si asistes a la boda, tu presencia puede reforzar erróneamente en sus mentes la conclusión de que lo que están haciendo es legítimo y que realmente se van a casar.
Una segunda posibilidad se refiere a otras personas que saben que usted es católico. Es posible que lleguen a la conclusión de que usted piensa que lo que hace la pareja es legítimo, lo que podría facilitarles la conclusión errónea de que casarse en circunstancias similares no está moralmente prohibido.
Por último, si llevas a tus hijos a la ceremonia, corres el riesgo de darles un muy mal ejemplo sobre la naturaleza del matrimonio, un ejemplo que podría tener efectos trágicamente malos más adelante en la vida cuando estén considerando casarse.
Ocasión cercana de pecado
Otra consideración. Si asistes, es posible que sientas presión para ofrecer elogios o halagos que impliquen que crees que el matrimonio es real (“Fue una ceremonia hermosa”; “Me encanta tu vestido”). O, por un deseo de respeto humano, es posible que te quedes callado cuando en realidad deberías decir algo.
Sabes que si expresas tus convicciones, puede parecer que estás “juzgando” o que eres “mezquino”, cosas que, con razón, deseas evitar, porque podrían ser más alienantes que no asistir en primer lugar. Todo esto podría tentarte a comprometer tus valores actuando como si pensaras que la pareja está haciendo algo bueno.
Si usted cree que asistir a la boda lo colocaría en una situación cercana a pecar de estas maneras, no debe asistir.
Consideraciones finales
Pero si puedes evitar con confianza el escándalo, y si estás razonablemente seguro de que no te estarías exponiendo a una ocasión cercana de pecar, entonces asistir a la ceremonia puede ser moralmente legítimo.
En mi opinión, deberías considerar ciertas medidas para ayudar a evitar dar la impresión de que apoyas lo que hace la pareja.
En primer lugar, comunique, sin ninguna dureza, a la pareja que usted no cree que su matrimonio sea válido y explíqueles las razones de su conclusión.
En segundo lugar, rechace cualquier invitación a participar en la ceremonia nupcial, ya sea como dama de honor o padrino de boda, lector o músico, encargado de encender las velas o encargado del libro de visitas (de hecho, todos estos son ejemplos de cooperación formal y, como tales, nunca serían legítimos).
En tercer lugar, evite asistir a la recepción o dar un regalo y siéntese en un lugar poco visible (por ejemplo, la parte de atrás) en la iglesia o en el salón de bodas.
Tomar precauciones como estas le comunicará a la pareja, directa o indirectamente, sus convicciones sobre la moralidad de lo que están haciendo. Y será menos probable que otras personas saquen conclusiones moralmente erróneas de su presencia en la ceremonia, conclusiones que podrían afectar negativamente su propia conducta y su destino eterno.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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