SANTIAGO,
Mario Hiriart fue un joven profesional chileno que entregó su vida al servicio del apostolado. Este cristiano del siglo XX podría llegar pronto a los altares si su causa de beatificación supera la fase vaticana que comenzará este 8 de septiembre.
Mario nació en Santiago, el 23 de julio de 1931, en el seno de una familia con principios pero no religiosa. Al final de su vida escolar se vinculó a la Acción Católica y a los 17 años de edad se convirtió en uno de los fundadores del Movimiento Apostólico Schoenstatt en Chile.
Decidió estudiar ingeniería y ya graduado, trabajó para la Corporación de Fomento de la Producción en la planificación del desarrollo económico del país, empleo que deja por servir a los jóvenes como maestro en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica.
Fue discípulo del fundador de Schoenstatt, el Padre José Kentenich, y descubrió su vocación como laico consagrado en el Instituto Secular Hermanos de María.
Según los que promueven su causa, Mario vivió “su apostolado en el trabajo diario bien hecho, acompañando y aconsejando a estudiantes y a matrimonios que dan sus primeros pasos, e impulsando a muchos jóvenes a ser líderes en la construcción de un orden cristiano de la sociedad y en el servicio público”.
A los 27 años, escribió en su diario personal: “¡Quiero llegar a ser un santo, santo de la vida diaria, santo sin bulla y sin notoriedad, sólo para Dios! Ojalá el santo desconocido”.