Aunque sin dejar de lado el “factor sorpresa” tan característico de su Pontificado, el Papa Francisco ha ido estableciendo a lo largo de los años ciertos hábitos que con el tiempo se han convertido en bellas tradiciones.
Un ejemplo de ello es la costumbre que tiene de visitar a la Virgen Salus Populi Romani de la Basílica Santa María la Mayor de Roma antes y después de cada Viaje Apostólico.
Otra de sus rutinas, ya considerada tradición, es la de encontrarse con migrantes, refugiados o personas sin hogar antes de poner rumbo a un viaje y también al llegar a su destino.
Sin ir más lejos, en la tarde de ayer 2 de septiembre, poco antes de emprender el viaje más largo y duro de su Pontificado a Asia y Oceanía, recibió en la Casa Santa Marta a unas 15 personas sin techo acompañadas por el Cardenal Konrad Krajewski, Limosnero Pontificio.
También hoy, al llegar a la Nunciatura Apostólica de Yakarta, capital de Indonesia, ha sido recibido por un grupo de refugiados.