“Todo ha valido la pena”, pensó Adriana Ruano inmediatamente después del disparo que la convirtió en campeona olímpica de tiro, modalidad de fosa, con récord olímpico incluido. Al borde del llanto, la atleta guatemalteca de 29 años relató a ACI Prensa el camino que la llevó a convertirse, con mucho sufrimiento y esfuerzo, en la primera medallista de oro en la historia de su país.
“Mi padre sin duda pasó por mi mente. Ha sido mi motor y mi motivación en este proceso”, señaló. Los Juegos Olímpicos de París 2024 fueron los segundos en los que participó. Debutó en Tokio 2020, disputados en 2021 debido a la pandemia del COVID-19. Apenas un mes antes de su estreno olímpico falleció su padre, Luis Ruano.
Regresar a Guatemala después de aquellos primeros juegos fue muy duro, de los momentos más difíciles de su vida. Comenta que se sentía vacía y sin ningún propósito, casi lamentando haber dejado de lado su crecimiento laboral y académico por alcanzar “su máximo sueño” de participar en unas olimpiadas.
Todos estos sentimientos eran exacerbados por el duelo de haber perdido a su padre, quien siempre le apoyó en su carrera deportiva.