Con una Misa en la catedral metropolitana, la Arquidiócesis de Buenos Aires expresó su acción de gracias por los 85 años siendo sede primada de Argentina, título que el Papa Francisco decidió trasladar a la diócesis de Santiago del Estero, en un gesto de “reparación histórica” por haber sido allí donde por primera vez en 1570, un sucesor de los apóstoles hizo el anuncio del Evangelio en el país sudamericano.
La Eucaristía estuvo presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva, y contó con la presencia de quien será el Arzobispo Primado, Mons. Vicente Bokalic; el Nuncio Apostólico, Mons. Miroslaw Adamczyk; el Cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo Emérito de Buenos Aires; el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Oscar Ojea; y los seis obispos auxiliares de Buenos Aires.
En su homilía, Mons. García Cuerva advirtió sobre el peligro de “medir el éxito pastoral en función de los números”. Si fuese así, observó, “lo de Jesús fue un absoluto fracaso. De 5.000 en el mismo capítulo 6 de Juan pasó a 12”, señaló, en referencia a quienes lo seguían en la multiplicación de los panes y los peces, y quienes continuaron luego a su lado.
“Pero a Jesús no le importan los números. Le importa cumplir la misión del Padre. Le importa ser fiel al proyecto del Reino. Por eso, aunque la gente hoy lo abandona, Jesús sigue insistiendo con que Él es el pan de vida, que viene a saciar el hambre más profundo del corazón humano”, destacó.
“Hoy también queremos elegir a Jesús y lo hacemos en el contexto de esta Misa en la cual se celebra el traslado del título primacial de Buenos Aires a Santiago del Estero. Este título de Iglesia primada que repetimos una y mil veces, que es la primera que fue históricamente fundada en la Argentina y fue en territorio santiagueño en 1570”, señaló Mons. García Cuerva.
“Hoy nosotros también elegimos. Elegimos la verdad histórica: Santiago del Estero es la diócesis más antigua, por eso es la primera. Elegimos dar información con datos frente a la especulación berreta que trató de interpretar al Santo Padre y de buscar la quinta pata al gato, tratando de buscar elucubraciones de por qué el Santo Padre decidía esto”, indicó.