COMENTARIO: La única ofensa de las familias amorosas es su fidelidad a la enseñanza tradicional.
Siempre me dicen que a la mayoría de los estadounidenses simplemente no les importa la libertad religiosa. Como católica comprometida y defensora de la libertad religiosa, me resulta muy frustrante. Por eso hago todo lo posible por recordar a la gente el valor de la libertad religiosa y advertirles de las cosas desagradables que ocurren cuando se pierde.
Una forma eficaz de hacerlo es contar historias. Comparto las historias de estadounidenses de a pie cuya libertad religiosa ha sido pisoteada o puesta en peligro por funcionarios gubernamentales demasiado entusiastas que impulsan políticas y leyes progresistas recién adoptadas.
Mi organización, el Conscience Project (Proyecto Conciencia), acaba de publicar un breve vídeo en el que comparte la lucha de una familia por adoptar a sus hijos de acogida. Le prometo que no se arrepentirá de dedicarle los ocho minutos que tarda en verlo.
Un poco de contexto: El invierno pasado presenté un amicus curiae en apoyo de una mujer que se opone a la imposición de la ideología de género en el acogimiento familiar. Jessica Bates es una madre viuda de cinco hijos de Oregón que quería adoptar a dos niños pequeños.