Eduardo Martínez, editor jefe del diario La Prensa Nicaragua, ha escrito el prólogo de esta edición. Allí señala que “el informe inició con una pregunta, ¿Una Iglesia perseguida? Sin embargo, seis años después, las 870 agresiones que hasta el momento Molina ha documentado contra la Iglesia, ya no dan lugar a la duda”.
“Las agresiones están clasificadas en siete categorías, que van desde ataques físicos y profanaciones hasta cierres arbitrarios de instituciones religiosas, encarcelamiento de decenas de sacerdotes, incluyendo dos obispos, y el destierro, hasta la fecha, de 143 clérigos, lo que representa más del 23 por ciento del total del clero en Nicaragua”, prosigue.
“Como consecuencia de esa brutal agresión, la Iglesia está silenciada, ningún sacerdote, ni dentro ni fuera del país se atreve a hablar de política y menos de criticar al régimen”, lamenta.
El informe, como la misma Molina explicó hace unos días, no consigna la detención de nueve sacerdotes en Estelí y Matagalpa, siete de los cuales fueron desterrados el 7 de agosto a Roma.
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La introducción del informe de 387 páginas indica luego que “actualmente la Iglesia Católica atraviesa un período de silencio prolongado, liderado por los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), quienes han sufrido la peor embestida de todos sus tiempos”.
Esto, prosigue el texto, con tres obispos exiliados: “Mons. Silvio José Báez, [Obispo Auxiliar de Managua] quien se exilió por solicitud personal del Papa Francisco porque había planes de la dictadura sandinista para asesinarlo. Mons. Rolando José Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa [y Administrador Apostólico de Estelí], quien después de haber sido secuestrado durante 526 días, enfrentó un proceso antijurídico, después fue desnacionalizado y desterrado al Estado Vaticano”.
El tercer obispo exiliado es “Mons. Isidoro Mora, obispo de la Diócesis de Siuna quien fue secuestrado por la Policía Nacional de Nicaragua para luego ser encarcelado y desterrado a Roma” en enero de este año, enviado allá con Mons. Álvarez y otros 17 miembros del clero nicaragüense.
La primera entrega del informe se presentó en mayo de 2022 y recopilaba 190 agresiones contra la Iglesia, la segunda de noviembre del mismo año consideraba 396, la tercera listaba 529; y la cuarta 667 agresiones contra la Iglesia Católica en Nicaragua.
Molina señala además que son 154 miembros del clero (obispos, sacerdotes, diáconos y seminaristas) además de 91 religiosas quienes están en el exilio.
Asimismo, el texto precisa que entre abril de 2018 y julio de 2024, la dictadura de Nicaragua ha prohibido en total 9.688 procesiones y actividades religiosas.