La justicia ratifica, a petición de un padre, la suspensión de la ejecución de la eutanasia a una joven de 23 años que estaba prevista para el pasado 2 de agosto al lograr demostrar que sus trastornos mentales no le permiten tomar una decisión libre.
En un auto fechado el pasado 9 de agosto, la jueza del juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Barcelona número 12 ha decidido mantener la suspensión adoptada de forma cautelar después de oír a las partes implicadas en una vista celebrada el pasado 7 de agosto.
En su decisión, la jueza expone que no considera “que concurra un padecimiento grave, crónico e imposibilitante que como nos describe la Ley es la situación que hace referencia a limitaciones que inciden directamente sobre la autonomía física y actividades de la vida diaria, de manera que no permite valerse por sí mismo, así como sobre la capacidad de expresión y relación, y que llevan asociado un sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable para quien lo padece, existiendo seguridad o gran probabilidad de que tales limitaciones vayan a persistir en el tiempo sin posibilidad de curación o mejoría apreciable”.
Además, también referencia a un vídeo en el que se puede ver a la la joven caminando con muletas, de lo que deduce que “la lesión medular que refieren los informes en cuanto que es irreversible su situación funcional genera dudas”. Por otro lado, añade respecto de su situación psiquiátrica, que no entiende que sea “irreversible”, ya que sigue tratamiento.
La representación letrada del padre de la joven, a cargo de la Fundación Española de Abogados Cristianos, ha defendido que la joven “padece trastorno límite de la personalidad y trastorno obsesivo compulsivo”.
Estas afecciones de índole psiquiátrica impedirían a la joven, que ya se intentó suicidar en el pasado, tomar una decisión sobre la eutanasia de forma libre, consciente e informada como establece la ley.