Todas las noches, durante 11 meses, Paul Gannucci rezó el Rosario con su familia y luego practicó cómo recibir la Sagrada Comunión. Recibió la Eucaristía por primera vez el 3 de junio de este año, pocos días antes de cumplir 21 años. A diferencia de otros que reciben la Primera Comunión, la hostia es el único alimento sólido que ha consumido en su vida.
Gannucci nació con el síndrome de Noonan, un trastorno genético que afecta el desarrollo físico de la persona y a menudo conlleva defectos cardíacos. Cuando era bebé la debilidad era una de sus marcas físicas por lo que no podía comer por sí solo, y por eso los médicos le insertaron una sonda de alimentación en el estómago cuando tenía 3 meses. Fue operado del corazón a los 6 meses y recibió un trasplante poco después de cumplir un año.
Gannucci ha asistido a Misa con su familia toda su vida y, a lo largo de los años, expresó repetidamente su deseo de recibir el Cuerpo de Cristo.
Superando las limitaciones físicas
El P. Richard Kunst, párroco de Paul en la Iglesia St. James en Duluth, Minnesota (Estados Unidos), conoce al joven desde que nació. Aunque era consciente del enorme reto al que se enfrentaba Gannucci, decidió ayudarlo a recibir el Santísimo Sacramento.
"Sabía que la fe de Paul era fuerte y que su deseo era fuerte", afirmó el P. Kunst en una entrevista telefónica con el National Catholic Register.