La estrella del atletismo de Estados Unidos, Sydney McLaughlin-Levrone, quien rompió su propio récord mundial y ganó la medalla de oro en la prueba de 400 metros con vallas en las Olimpiadas de París el jueves 8 de julio, ha atribuido a menudo su éxito a Dios.
Después de haber dominado la competencia en las pruebas olímpicas de EE.UU. a principios de este año y de haberse clasificado para los juegos de París, McLaughlin-Levrone compartió tanto su asombro como su gratitud hacia Dios.
“¡Honestamente, alabado sea Dios! No esperaba eso, pero Él puede hacer cualquier cosa. Todo es posible en Cristo. Así que sí, estoy simplemente asombrada, desconcertada y en shock”, compartió en ese momento.
McLaughlin-Levrone, una cristiana devota que asistió a Union Catholic High School en Scotch Plains, Nueva Jersey, hace frecuentes referencias a las Sagradas Escrituras y da gracias a Dios en entrevistas y en las redes sociales.
La hermana Percylee Hart, la exdirectora de McLaughlin-Levrone en Union Catholic, habló con CNA –agencia en inglés de EWTN News– en 2022 sobre su orgullo por su exalumna, afirmando que la estrella del atletismo había “respondido al llamado de ser ese instrumento de fe en el escenario más grande del mundo”.
“Su espontaneidad al final de su victoria, cuando alabó a Dios y le dio toda la gloria, me dice que ella es el instrumento de Dios para ser una fuerza para el bien en todo el mundo”, continuó Hart. “Todos estamos llamados a ser todo lo que Dios nos llama a ser y a ser buenas personas, y Sydney modela eso y lo afirma con sus mensajes sobre la fe”.