Leonardo Córdova es ingeniero comercial y vive en Valparaíso (Chile), con su esposa Paula, con quien lleva casado 33 años y juntos son padres de tres hijos, pero si algo lo define es ser “diácono 24x7”.
Hace algunas semanas, la Comisión Pastoral de Obispos (COP) lo nombró director de la Comisión Nacional del Diaconado Permanente.
El diaconado permanente fue rescatado por el Concilio Vaticano II de la Tradición de la Iglesia pues, aunque estuvo vigente durante siglos, cayó en desuso en la Edad Media como ministerio permanente subsistiendo como estatus de transición hacia el presbiterado, tal y como recuerda el documento El Diaconado: Evolución y perspectivas, elaborado por la Comisión Teológica Internacional en 2002.
El Concilio Vaticano II fue el evento eclesial más importante del siglo XX. Lo impulsó el Papa San Juan XXIII para buscar el aggiornamento, es decir la actualización de la Iglesia para acercarla al mundo actual. Comenzó en 1962 y concluyó durante el pontificado del Papa San Pablo VI en 1965.
Si bien la ordenación diaconal de Leonardo Córdova fue hace cinco años, su trabajo en la Iglesia lleva más de 30, en diferentes temas de pastoral, tanto con los hermanos franciscanos, como en el colegio de sus hijos, y con la Congregación de los Sagrados Corazones, también en el acompañamiento de matrimonios, y otras tareas.
Aunque en su juventud le habían hablado del diaconado, no fue sino hasta hace unos 12 años que empezó su formación, luego de que una comunidad, por medio de su párroco, le pidiera a su esposa el consentimiento para convertirse en diácono permanente.