A poco de sonar las campanadas de las 11 en esta mañana fría de agosto en Buenos Aires, el sol que aparece es sinónimo de alivio para los peregrinos que esperan, frente al altar montado en la vereda del Santuario de San Cayetano, el comienzo de la Misa central de la festividad, presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva.
Cada 7 de agosto, el santo patrono del pan y del trabajo recibe a una multitud de devotos que vienen a honrarlo, a pedir o agradecer. Hoy el templo abrió sus puertas a las 00:00 horas, dando paso a un buen número de fieles que recibieron la primera bendición. Durante la madrugada, y en el transcurso de la mañana, otros peregrinos fueron acercándose con pedidos y muestras de agradecimiento.
Necesidad y gratitud a los pies de San Cayetano
A algunos los mueve la necesidad. Es el caso de Sergio, de 45 años, quien viene por primera vez a pedir por salud y por trabajo. “Me echaron hace poquito, así que vine a pedirle para conseguir trabajo nuevamente, y también salud para mi señora que tiene cáncer y nos enteramos hace poquito. Estoy pidiendo con fe por nosotros y mis cinco hijos. Le pido trabajo y que siempre tenga un plato de comida para mis chicos”, expresó a ACI Prensa.
A otros los trajo hasta el barrio de Liniers una profunda gratitud. Víctor tiene 69 años y no puede contener las lágrimas al recordar que hace casi 40 años “le había pedido algo a San Cayetano, y me lo concedió… y le prometí venir de por vida, todos los 7”. Fiel a su promesa, cada mes acude al santuario y aconseja a todos “que vengan con fe”.
Los acordes de una guitarra animan el coro y dan la bienvenida al Arzobispo de Buenos Aires, quien junto a tres de sus obispos auxiliares —Mons. Gustavo Carrara, Mons. Pedro Cannavó, y Mons. Alejandro Pardo—, y acompañados por sacerdotes del clero local, celebran la Misa central de las fiestas patronales, que este año llevan el lema “San Cayetano, amigo del pueblo, danos un corazón más solidario”.