La devoción al primer santo oriental, San Chárbel Makhlouf, ha cruzado fronteras desde el Líbano hasta América, donde es venerado con gran fervor. Este fenómeno religioso está íntimamente ligado al rito maronita, una tradición católica con raíces profundas en la historia del cristianismo oriental.
A diferencia de otros grupos cristianos orientales, “siempre han sido católicos, jamás se separaron de Roma”, según el sitio web maronitas.org, donde se explica su historia y creencias.
La Iglesia Católica Universal, en su diversidad, está compuesta por 24 Iglesias Rituales: la Iglesia Latina en occidente y las 23 Iglesias restantes en Oriente, todas en comunión con el Papa. Aunque comparten los mismos dogmas y doctrinas, cada una de estas Iglesias goza de cierta autonomía en algunos asuntos, incluyendo sus ritos y tradiciones litúrgicas.
El rito maronita es uno de los más conocidos entre los ritos orientales. El sitio web de los maronitas señala que esta Iglesia lleva el nombre de Marón, un ermitaño del norte de Siria, quien fundó un movimiento espiritual y monástico. Marón, quien vivió en la segunda mitad del siglo IV, estableció la Escuela de Cenobitismo, atrayendo a un grupo de seguidores deseosos de vivir bajo su guía espiritual. Tras su muerte, estos seguidores se organizaron como una comunidad de fieles que tomó el nombre de maronitas.
La Iglesia Maronita se consolidó como una comunidad cristiana en las montañas del actual Líbano, lugar que se considera su cuna espiritual y de identidad. Sin embargo, el sitio web indica que la Iglesia Maronita no es una iglesia nacional; por lo tanto, “no todos los libaneses son maronitas, ni todos los maronitas son libaneses”.