El Arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina), Mons. Jorge Lozano, compartió la reflexión Ningún pibe nace chorro, a propósito del proyecto de bajar la edad a partir de la que una persona puede ser penada por un delito —actualmente es 16— a 13 años.
El prelado comenzó su columna, publicada en el diario La Nación, trazando un paralelismo entre la delincuencia y la pobreza: “Ningún pibe nace chorro [n.d.r. ladrón]… pero muchos vienen al mundo con el estigma de la pobreza. Los niños no nacen iguales. Ya no lo son en el vientre de la mamá”, señaló.
Al respecto, planteó: “¿Por qué los menores que cometen delitos están bajo la línea de la pobreza? ¿Por qué no delinquen quienes asisten regularmente a la escuela, comen bien, duermen de modo adecuado, practican deportes, participan de fiestas? Estos niños nunca durmieron a la intemperie, no vieron de cerca un arma, no tienen familiares o vecinos en la cárcel”, indicó.
Al referirse puntualmente al proyecto de ley enviado al Congreso por el Gobierno Nacional, que propone bajar la edad de imputabilidad a 13 años, calificó el movimiento como “una solución espasmódica”, es decir “un camino corto que resuelve el problema pero sin ir a la raíz”.
“Es llamativo que se busque penar los delitos en los cuales los menores son parte activa, y poco se proponga en las violaciones a la ley en las que los menores son víctimas, como la trata de personas”, advirtió, señalando que “son cientos los secuestrados anualmente para la explotación laboral y sexual, o la venta de órganos”
Mons. Lozano consideró “urgente” la necesidad de “modificar el mecanismo perverso en el cual ‘el primer trabajo’ es delictivo”.