El 25 de julio de 1968, el Papa San Pablo VI publicó una encíclica acerca de la regulación de la natalidad y los peligros que encierra el uso de métodos anticonceptivos artificiales, y su imposición como política de Estado: Humanae Vitae, en su momento rechazada por muchos incluso dentro de la Iglesia Católica.
El documento, publicado en los inicios de la revolución sexual, sigue generando reacciones encontradas, por ello es necesario profundizar en 5 puntos que permiten entender mejor la encíclica, el contexto en que fue escrita, su mensaje profético y su validez aún hoy en nuestros días:
1. Magisterio ordinario, definitivo e irreformable
Frecuentemente diversos sacerdotes, teólogos y seglares afirman que la encíclica sólo pertenece al magisterio ordinario de un Papa y que como tal, su contenido podría cambiar con otro que venga después. Sin embargo, Humane Vitae ha sido respaldada por los pontífices que sucedieron a San Pablo VI.
San Juan Pablo II llegó a afirmar que “cuanto ha sido enseñado por la Iglesia sobre la contracepción no pertenece a la materia libremente disputada por los teólogos” y que “enseñar lo contrario equivale a inducir a error a la conciencia moral de los esposos”.
Además, el Papa polaco sostenía que la doctrina católica sobre la anticoncepción pertenece a la doctrina moral de la Iglesia y que esta ha sido propuesta “con ininterrumpida continuidad”, porque se trata de “una verdad que no puede ser discutida”.