ASUNCIÓN,
Durante la Misa para clausurar las celebraciones por la Fiesta de la Virgen de la Asunción, Patrona de Paraguay, el Arzobispo de Asunción, Mons. Pastor Cuquejo, se refirió a la necesidad de imitar a María como ejemplo de solidaridad y atención a las necesidades de los hermanos y afirmó que “hoy la Iglesia y la patria necesitan de nuestra presencia solidaria, del testimonio de fe y fidelidad”.
En la Eucaristía, concelebrada por seis obispos y unos 35 sacerdotes, el Prelado expresó que el país está buscando “esa fuerza esperanzadora capaz de derribar todos los obstáculos que se interponen a la construcción del auténtico Reino de Dios entre nosotros”.
El Arzobispo recordó a los tres mil feligreses que se reunieron en la explanada de la Catedral que a lo largo de la historia paraguaya es posible observar los “golpes” de la potencia maligna manifestados en las guerras, la ignorancia y la pobreza que ha sufrido el pueblo, y recientemente con la tragedia del incendio en Ycuá Bolaños.
“Últimamente, con mucha angustia, también se ha percibido el golpe mortífero que afectó a tantos hermanos en ese centro comercial, aquel 1 de agosto. De pronto, la patria se convierte en una piedra de sacrificios donde corrió sangre y se inmolaron vidas, irracionalmente, como si el Mal, aparentemente, triunfara sobre el Bien”, afirmó Mons. Cuquejo.
Asimismo, el Prelado explicó que, sin embargo, el Mal nunca vencerá al Bien, y que cuando las puertas del centro comercial se cerraban, también se abrían las del Reino de los Cielos para las víctimas.
“Es así que todo el mal que podamos recibir de las fuerzas malignas, ocultas en el corazón de toda persona, no pueden ser más fuertes que el amor de Cristo, que ha resucitado entre nosotros para decirnos que el Bien es más poderoso que el Mal, la gracia superior al pecado y la esperanza es más que la desesperación”, añadió el Arzobispo.