El Obispo de San Feliu de Llobregat (España), Mons. Agustí Cortés, ha urgido su relevo por motivos de salud como primer prelado de la diócesis creada hace dos décadas, meses después de presentar la renuncia al Papa Francisco al cumplir 75 años en octubre de 2022.
En una entrevista concedida al diario La Vanguardia, Mons. Cortés señala sobre la posibilidad del nombramiento de un nuevo obispo para la diócesis: “Es una incógnita. Hemos insistido y hablado sobre el asunto, también lo urgíamos por mi situación personal de salud, pero no sé cuándo se va a producir. La demora no creo que se deba a una especial complejidad de la diócesis, sino más bien a la dificultad de hallar candidatos que reúnan un suficiente consenso”.
El prelado expone además que, ante esta situación, tiene un doble sentimiento: “Por una parte estoy cansado, ya que mi situación personal me impide mantener un tono vital e ir a todos los compromisos, pero por otra parte no tengo prisa y me gustaría continuar. Sin embargo, creo que esto no es posible”.
Nacido en 1947 en Valencia, Mons. Cortés fue ordenado sacerdote en 1971. En 1998 fue nombrado Obispo de Ibiza, recibiendo la consagración episcopal el 18 de abril de ese año. Seis años después, en 2004, la Santa Sede le encomendó pastorear la recién creada Diócesis de San Feliú de Llobregat, desgajada del Arzobispado de Barcelona.
Ésta cuenta con 89 sacerdotes diocesanos, de los cuales 41 están jubilados, que deben atender 123 parroquias, con la colaboración de 48 sacerdotes religiosos y 18 diáconos permanentes, de acuerdo a las cifras ofrecidas por la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Mons. Cortés considera que el principal reto de esta diócesis es “hacer más cristianos, que se puedan identificar y que esa identidad se proyecte en su vida. Es el objetivo fundamental. No queremos ser menos gente”. Respecto de la escasez de candidatos al sacerdocio, el prelado se muestra convencido de que con “feligreses fieles capaces de vivir vocacionalmente su existencia, tarde o temprano las habrá”.