La finalidad de los retiros espirituales es llevar a las personas al encuentro personal con Dios y no a experimentar emociones pasajeras, expresó el Arzobispo de Cali (Colombia), Mons. Luis Fernando Rodríguez, en una reciente columna de opinión.
El prelado colombiano hizo esta reflexión tomando en cuenta que durante el mes de julio los sacerdotes diocesanos dedican un tiempo “para realizar los retiros espirituales anuales”, y a que varios grupos parroquiales y movimientos ofrecen también estos espacios a los fieles laicos.
En ese sentido, como pastor, guía y liturgo de la arquidiócesis, Mons. Rodríguez señaló que los retiros espirituales deben “de marcar de una manera concreta la vida de los ejercitantes”, llevándolos a “una experiencia de Dios, de encuentro personal con Él, de dejarse tocar y transformar por Él”.
“Ya por el bautismo y la confirmación, somos templos, morada donde habita Dios. En definitiva, somos seres espirituales, llamados a vivir, como diría San Pablo en la carta a los Gálatas en el capítulo 5º, personas que viven no según la carne sino según el Espíritu”, escribió en su columna publicada en el sitio web de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Por ello, advirtió que estos espacios “no se pueden convertir en jornadas de terapia y sanación, ni como lugares para solucionar los múltiples problemas que se puedan tener. Los retiros espirituales deben ser un momento de gracia en donde cada uno sea valiente para poner la mirada primero en Dios, invocando la ayuda del Espíritu Santo, y luego dentro de cada uno”.
“Los retiros no deben quedarse solo en emociones que pasan. Los retiros deben permitir descubrir y discernir lo que Dios está diciendo a cada uno. El discernimiento es don que hay que pedir”, añadió.