La seguridad del Papa Francisco tuvo que ser reforzada durante su visita a Trieste (Italia) el pasado 7 de julio, debido al hallazgo de una pistola en el interior de una maleta abandonada en la estación de tren de la ciudad.
Según informó el medio italiano RAI, a menos de 24 horas de la llegada del Santo Padre, todas las alarmas saltaron después de que la policía descubriera en el interior de la maleta una pistola semiautomática de origen checo.
El arma, del calibre 9 con cargador y 14 balas, se guardaba en la maleta junto a dos pares de zapatos y ropa de origen turca todavía con las etiquetas.
Los Carabinieri (organismo de seguridad de Italia), actuaron de inmediato e informaron a las autoridades encargadas de la seguridad del Papa Francisco durante su participación en la llamada Semana Social de los Católicos de Italia para que aumentaran las medidas de protección.
En declaraciones a Il Piccolo —principal periódico de Trieste—, el obispo de la ciudad, Mons. Enrico Trevisi, aseguró que el Pontífice estaba al tanto de lo ocurrido y “estuvo sereno” en todo momento.
De hecho, el prelado fue informado acerca del arma por el propio Santo Padre, quien a pesar de la situación decidió seguir adelante con el viaje.