Con la presencia del presidente de Argentina, Javier Milei, este martes se ofició en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires el rezo del tradicional Tedeum, en el 208° aniversario de la Independencia.
La ceremonia estuvo presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva, y contó además con la presencia de la vicepresidente de Argentina, Victoria Villarruel, y buena parte del gabinete del Gobierno. También asistió el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri.
Al comenzar su homilía, el arzobispo anticipó que sus palabras buscan ser un aporte que surge de la Palabra de Dios para la reflexión de la sociedad, aun a sabiendas de que luego sus palabras puedan ser tomadas “para querer alimentar la fragmentación”.
El prelado destacó los sueños e ideales de los miembros del Congreso de Tucumán, que declaró la independencia de Argentina en 1816, y llamó a retomarlos “para reconstruir nuestra Patria”.
En ese sentido, tomando las palabras del Evangelio que narra el encuentro de Jesús con el paralítico, se refirió a la actualidad, con “tantos hermanos paralizados hace años en su esperanza, tantos atravesados por el hambre, la soledad, y una justicia largamente esperada; tantos argentinos tendidos sobre una manta en el frío de las veredas de las grandes ciudades del país; tantos postrados a consecuencia de la falta de solidaridad y el egoísmo”.
Al centrarse en la Argentina que “nos duele hace mucho”, advirtió que pese a los 208 años de independencia “aún hoy sufre las cadenas de diversas esclavitudes que no nos dejan caminar como pueblo hacia un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida para todos”.