El 9 y el 10 de julio, en Hiroshima (Japón) se reúnen 16 representantes de la mayoría de las religiones del mundo para adherirse al Llamamiento de Roma por la ética de la IA, un documento donde la Iglesia Católica pide “transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, fiabilidad, seguridad y privacidad” en el uso de la inteligencia artificial.
El evento, denominado Ética de la IA para la Paz, es impulsado por la Pontificia Academia para la Vida. En su discurso inaugural, Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, aseguró que todas las religiones están llamadas a trabajar en pro del beneficio de la humanidad en todos los ámbitos de la vida y que, por consiguiente, esto también incluye a “cada nuevo instrumento que el progreso tecnológico pone a nuestra disposición”.
Precisamente sobre la inteligencia artificial, Mons. Paglia afirmó que debe ser guiada para que “sirva al bien desde el momento de su diseño”.
“Esta es nuestra responsabilidad común y en este esfuerzo compartido podemos redescubrir la verdadera fraternidad. En Hiroshima, lugar de altísimo valor simbólico, invocamos con fuerza la paz y pedimos que la tecnología sea un motor de paz y reconciliación entre los pueblos”, manifestó.
“Estamos aquí, juntos, para decir en voz alta que permanecer unidos y actuar juntos es la única solución posible”, agregó el presidente de la Pontificia Academia para la Vida.
La organización del evento explicó que la decisión de realizarlo en Hiroshima tiene “un profundo significado simbólico”, porque ninguna otra ciudad del planeta es testigo como ella de las consecuencias de la tecnología empleada para el mal, la muerte y la destrucción. La historia de la ciudad, añade, resalta “la necesidad de una búsqueda duradera de la paz”.