El 10 de julio se celebra a Santa Verónica Giuliani, gran mística clarisa capuchina. Antes de morir, ella contó que imágenes de algunos elementos de la Pasión de Cristo habían aparecido en su corazón. Cuando se le hizo la autopsia, varios fueron los testigos del extraordinario milagro.
Santa Verónica Giuliani nació en 1660 en Mercatello, al noreste de Italia. Tuvo diversas experiencias místicas desde pequeña e incluso recibió los estigmas de Cristo. Lo que vivió, lo dejó como testimonio en sus numerosos escritos.
En 2010, el Papa Benedicto XVI le dedicó una de sus catequesis y, citando el propio relato de la santa, narró cómo Cristo crucificado desclavó uno de sus brazos de la cruz para indicarle que se acercara a su costado. “Lo que sentí entonces no puedo contarlo: habría querido estar siempre en su santísimo costado”, indicó Santa Verónica.
En el libro Las grandes figuras capuchinas del P. Prudencio de Salvatierra se narra un fenómeno único confirmado por el propio confesor de la santa, el P. Guelfi.
La santa le pidió a dos compañeras cercanas que dibujaran un especie de compendio de la pasión de Cristo que estaba en su corazón. Esto fue entregado al obispo del lugar, Mons. Alejandro Codebó.
Meses después, el 9 de julio de 1727, la santa partió a la Casa del Padre y sus últimas palabras fueron: “¡He encontrado el Amor, el Amor se ha dejado ver! Esta es la causa de mi sufrimiento. ¡Decídselo a todas, decídselo a todas!”.