El Cardenal malasio Sebastian Francis, Obispo de Penang, ha pedido la beatificación y canonización de Sybil Kathigasu, heroína y mártir laica que protegió información, además de alojar y cuidar a miembros locales de la resistencia antijaponesa durante la Segunda Guerra Mundial.
En medio de la ocupación japonesa de Malasia, Kathigasu —esposa, madre de tres hijos, enfermera y católica devota— fue encarcelada, golpeada casi hasta la muerte y dejada lisiada por curar las heridas de bala de un guerrillero rebelde.
Al principio de la ocupación, Kathigasu colgó una imagen del Sagrado Corazón en su pared que ocultaba una mirilla. En las peores noches tras su detención, encarcelada y aislada, se aferró a un Rosario. Una vez liberada, fue inmediatamente a una iglesia. Incapaz de caminar porque estaba paralizada a causa de una fuerte paliza, se arrastró por el pasillo de la iglesia de San José de Batu Gajah, en Perak, dando gracias a Dios.
El Obispo de Penang ha designado al P. Eugene Benedict, de la Arquidiócesis de Kuala Lumpur, para que investigue la vida de Kathigasu y determine si se debe seguir adelante con su causa de beatificación.
Devoción en medio de la guerra
Kathigasu llevaba una vida normal antes de que empezara la guerra. Nació en Medan (Sumatra, Indonesia), hija de un plantador irlandés-euroasiático llamado Joseph Daly y de su esposa, Beatrice Matilda Martin, comadrona. Era su quinto retoño y la única mujer.