Arzobispo de Buenos Aires recordó a los palotinos asesinados hace 48 años y su misión de “dar la vida”

Una “fe comunitaria”, comprometida y audaz

En su homilía, el arzobispo se centró en la fe comunitaria, comprometida y audaz de los cinco hermanos palotinos, una fe que “llamó la atención en su momento histórico y lo sigue haciendo hoy, 48 años después”.

Para describir esa fe, el prelado destacó la insistencia del P. Dufau con la oración “como modo para comunicarse con el Señor”; y para explicar su “fe comunitaria”, detalló: “No vivían su fe de modo individualista o privado, lo hicieron tan unidos que hasta mezclaron su sangre, sangre de hermanos”.

También se detuvo para hablar de su “fe comprometida”, y en palabras del seminarista Salvador Barbeito, expresó: “Cada año, a cada paso en el tiempo, debemos replantearnos la fidelidad de nuestra vocación como respuesta a las necesidades de la Iglesia en cada época histórica”.

Finalmente, identificó en ellos “una fe audaz, pero no valiente como los superhéroes de historieta; una fe muy humana con las fragilidades y vulnerabilidades que todos tenemos”.

Tomando como referencia el relato evangélico en el que Jesús perdona los pecados del paralítico, y por ello es acusado de blasfemar, Mons. García Cuerva señaló: “Pensar y hablar mal de los demás, fue también lo que sufrieron nuestros siervos de Dios, fue como volver a matarlos”. 

Y tomando las palabras que el Papa Francisco dedicó a San Oscar Romero, expresó: “Una vez muerto fue difamado, calumniado, ensuciado, o sea que su martirio se continuó incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y en el episcopado”. 

Al respecto, reflexionó: “Solo Dios sabe las historias de las personas y cuantas veces, a personas que ya han dado su vida o que han muerto, se las sigue lapidando con la piedra más dura que existe en el mundo: la lengua”.

Finalmente, animó a ponerse “de pie a pesar de las dificultades; de pie defendiendo la verdad y la justicia; de pie, aunque las piernas duelan y las parálisis nos parezcan ganar. De pie, como Alfredo, Pedro, Alfie, Salvador y Emilio que con su sangre fecundaron nuestra Iglesia. De pie como María al pie de la cruz”.

“Empujen con su oración” la causa de canonización

“La vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión. Esa fue su misión hace 48 años. Esa es hoy también nuestra misión,

dar la vida”, concluyó.

Al finalizar la celebración, el postulador de la causa y párroco de San Patricio, agradeció a los presentes, y en especial al arzobispo porteño, al comentar que para que una Causa de Canonización avance, hace falta que un obispo “se la ponga al hombro”.

“Yo me la pongo al hombro, pero necesitamos que empujen muchos, así que empujen con su oración, esa oración que el padre Dufau decía que tenemos que tener todos, así que recemos mucho, pidámosle a Dios que nos ayude para que podamos sacar adelante la causa”, respondió el arzobispo.