Granada y varias islas del Caribe se encuentran en una situación devastadora tras el paso del huracán Beryl en los últimos días. Las intensas lluvias, vientos, inundaciones y deslizamientos de tierra han causado graves daños a las viviendas e infraestructuras, dejando a miles de personas sin hogar y sin acceso a servicios básicos.
El lunes 1 de julio, Beryl impactó la costa como un huracán de categoría cuatro en la escala Saffir Simpson, registrando vientos sostenidos de 240 kilómetros por hora. Los países insulares de San Vicente y las Granadinas, Granada y Santa Lucía han sido duramente afectados.
Este jueves 4 de julio, el huracán bajó a categoría 3, pero mantiene su trayectoria hacia la península de Yucatán (México), a donde podría llegar cerca de la medianoche.
Beatriz Afanador, gerente de Marketing y Comunicación de Catholic Relief Services (CRS), agencia humanitaria internacional de los Obispos de Estados Unidos, informó a ACI Prensa el 4 de julio que “en todas las zonas afectadas, las viviendas y la infraestructura están sufriendo graves daños”.
La situación es particularmente grave en el país insular de Granada, donde “el 98% de los edificios, que albergan a unas 6.000 personas, están dañados o destruidos”, según informó Afanador.
“La mayoría de las familias recogen la lluvia de los tejados, lo que constituye una forma económica de almacenar agua potable. Con daños tan extremos en las viviendas, el agua potable se está acabando. Las familias que han abandonado las islas en busca de refugio esperan regresar para ver qué ha sido de sus hogares”, agregó.